viernes, 20 de marzo de 2009

Clive Owen en "Duplicity"

"¿ESTÁS JUGANDO CONMIGO?

(Clive Owen le recrimina a Julia Roberts que no le sea del todo sincera. Lo cual no debería sorprendernos en absoluto si tenemos en cuenta que Duplicity se nos presenta como una trama de espionaje industrial... y ya se sabe que en este tipo de historias no te puedes fiar ni de tus socios, ni de tus colegas de misión y, especialmente, ni de tus amantes. Sin embargo, la nueva película de Tony Gilroy es más que una simple partida de Cluedo fílmico, entre otras cosas porque el director juega con los espectadores de manera honesta: va dosificándonos la información según lo demanda la trama, y no la gestiona -como suele ser desgraciadamente habitual- con la aviesa intención de acumular giros argumentales más tramposos que coherentes con la historia y los personajes.

Por otro lado, el juego de Duplicity se basa también en las reglas de la comedia romántica clásica: no pocas veces, la guerra de sexos entre Owen i Roberts se erige en la verdadera protagonista de todo, muy por encima incluso de la tupida intriga de espionaje, contraespionaje y contracontraespionaje que les rodea. Su aparente ligereza puede despistar a más de uno, sobre todo si se tiene en cuenta que las anteriores credenciales de Gilroy son la trilogía de Bourne (como guionista) o Michael Clayton (como director). Sin embargo, una mirada atenta al film nos descubrirá que tampoco se aleja demasiado de los anteriores trabajos del cineasta: sigue presente ese acercamiento a un mundo enmarañadamente global e interconectado (aquí, incluso, se unen tiempos y espacios diferentes a través de la pantalla partida); también aparece la podredumbre de las altas finanzas, aunque en este caso la mirada es humorísticamente vitriólica; y, finalmente, si en Michael Clayton el director se planteaba la posibilidad de la ética en el mundo capitalista actual, en Duplicity se pregunta si, rodeados como estamos por la mentira institucionalizada, quererse sinceramente es hoy por hoy posible. Y es que ver a los espías Clive Owen y Julia Roberts mentirse mientras se aman abre muchas y muy divertidas vías de reflexión sobre las complejas reglas que rigen ese juego al que llamamos amor.)

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