“-¿Y DE QUÉ VIVIREMOS?
-DE AMOR.”
(¡Toma ya! Hemos consultado los créditos y no, el guión no viene firmado por Corín Tellado. Ciertamente, este diálogo de contundente edulcoramiento puede quitarle las ganas al cinéfilo más voluntarioso, pero es justo reconocer que así, descontextualizado, suena bastante peor que en la película. Y es que Slumdog millionaire es, en realidad, la historia de amor exacerbado que estas palabras pueden dar a entender. Es, además, una historia de amor ciertamente efectiva, capaz de remover el corazoncito y el lagrimal. Ese aspecto, y la milimétrica tensión que implica ligar la trama a un concurso de preguntas y respuestas, son lo mejor de la película de Danny Boyle. Pero desgraciadamente, al director le debió parecer poco y, quizás aquejado de la mala conciencia que, parece, implica hacer películas de amor, se dedica a trufarlo todo de un colorista y marchoso acercamiento a la pobreza en el mundo.
Así, lo que hubiese sido un drama romántico más o menos bien llevado, se transforma en una postalita de ONG que quizás sirva para aumentar el apadrinamiento de niños indios, pero para nada ayudará a plantearse los verdaderos motivos por los cuales se ha llegado a la patética necesidad de tener que apadrinar niños indios. Slumdog millionaire remueve el corazoncito, de acuerdo, pero fracasa absolutamente cuando pretende remover conciencias. A no ser que sean las conciencias acomodadas de los votantes de la Academia de Hollywood, que seguramente pensarán que premiando al film como el mejor del año dan voz a esas clases a las que ellos orgullosamente tanto compadecen.
Al fin y al cabo, a nadie (y menos a los ricachones de Beverly Hills) puede molestar Slumdog millionaire, que es una peli bonita y un ejercicio de denuncia solidaria que va por ahí disparando sus balitas de fogeo. Porque el film, en realidad, juega a ese tremendismo chic que no duda en vanalizar todo lo que toca y que, como mucho, conseguirá convertirse en el catálogo turístico de los barrios de chabolas de Mumbay: "¡Venga a visitarnos! No tenemos agua corriente ni comida, pero aparte de eso, que diría el gran Luis Aguilé, la vida pasa felizmente si hay amor".)
viernes, 27 de febrero de 2009
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2 comentarios:
Ets un crític collonut. M'alegro de poder llegir-te aquí. Surt la teva adreça al Time Out.
¡Menudo mareo de película! ¿No habíamos quedado que todos los miembros de La Academia eran unos viejecillos inofensivos?
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