miércoles, 22 de octubre de 2008

Camino


Cinco motivos para verla

1. Por emocionante:
Abastézcanse de kleenex porque esta historia sobre una niña con una enfermedad terminal llega hondo. Y no solo por lo dramático de su historia. Emociona sobre todo por la compleja trama de relaciones humanas que tejen los personajes y que se basan en un profundo amor. Porque Camino trata, antes que de la religión (y de sus perversiones), de la fe en el amor y de las maneras, a veces equivocadas, que tenemos de vivir y compartir esa fuerza.

2.
Por Carme Elias:

Su trabajo como madre de la protagonista, una mujer que asume el calvario de su hija bajo los estrictos preceptos del Opus Dei, debería estar en todas las quinielas de los próximos Goya. Coherentemente con lo dicho en el punto anterior, éste es el retrato de una persona desbordada por el amor más que el acercamiento a una fanática. Ese contraste entre sus luces y sus sombras (que las tiene, y que el film no oculta) le dan una profunda dimensión humana que Elias redimensiona de manera magistral.

3.
Por cálida:

El trabajo de Javier Fesser es de una proximidad extrema a los personajes. El tono intimista de toda la historia nos presenta a un director que, sin renunciar a juzgar algunas actitudes, quiere ante todo comprenderlas. Por eso Camino no se disuelve en la frialdad del acercamiento periodístico a la entrañas del Opus Dei, y eso puede ganarle más de un enemigo entre los que esperaban una actitud más crítica. ¿Cobardía? El debate está servido, pero desde aquí pensamos que el director es coherente con lo que quiere explicar. Y lo que quiere explicar no es sólo la historia ni el modus operandi de ciertos pensamientos sectarios.

4.
Por su amplitud de propuestas:

Apoyada en un ajustado guión (con algún que otro desliz facilón, admitámoslo), la película abre y desarrolla con eficacia múltiples líneas temáticas que dan densidad al conjunto. Se habla aquí del amor, de quienes los sienten y de quienes lo manipulan (desde el Opus... a Walt Disney), pero también del inicio de la adolescencia. O, y esta es la parte más interesante, de la lucha de un marido por encontrar su sitio en un entramado ideológico-religioso que desprecia la figura paterna. Camino también es el duelo entre el padre y el Padre, un duelo cuyo desenlace aporta el único, pero muy significativo toque de crueldad a la trama.

5.
Por sorprendente:

Acostumbrados como estamos a producciones españolas de romo regusto televisivo, Fesser nos propone un banquete de cine, cine. Elegantemente realizada, Camino conduce su argumento con pulso firme durante casi dos horas y media. Además, integra sin problemas tres universos: el intimismo algodonosamente místico de la familia protagonista, el crudo realismo de la cruda realidad (esas escenas quirúrgicas casi gore) y los sueños-pesadilla kitsch del personaje principal. La habilidad de Fesser consiste en pasar de uno a otro sin que nada chirríe y mostrando los profundos vínculos que, en el fondo, los unen.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya se ve que, después del fracaso en taquilla (la 7ª película de la semana pasada, y eso que no había muchas más), a Fesser le interesa crear polémica antes del fin de semana.

Cometí el error de ir a ver Camino, lo cual sólo me hizo pasar un mal rato con una película larga, lenta y sangrienta. Estoy de acuerdo con los críticos: el tema se aborda lentamente y la película resulta como una patada en el estómago. Tuve que irme al cabo de dos horas de película... y todavía le quedaba lo peor, según me han contado.

La película ya está en la red para descargar. Os recomiendo que os la bajéis y gastéis ese dinero en unas buenas copas, en lugar de pasar un mal rato en el cine.

Bruno dijo...

Pasar mal rato en el cine no me molesta, si es por la historia y no por pensar "vaya peli mediocre" todo el tiempo...

No logro entender como se puede decir "guión ajustado" al hablar de Camino. Por Dios y la Obra, el guión es un lío, quitando mitad la peli mejoraría mucho.

Anónimo dijo...

Camino tiene la gran virtud de exponer un tema que los que hemos sido "de misa" conocemos bien: esa manipulación emocional que tergiversa conceptos como dolor, amor, generosidad, egoismo, libertad, etc.

El mundo del Opus Dei está retratado de forma hiperrealista: es así, tal cual.

Me duró días, el efecto "Camino". Una película inteligente no apta para todos los coeficientes intelectuales y emocionales.