martes, 21 de abril de 2009

Señales del futuro

¡Qué desgracia! Ya solo nos queda el gimnasio para ser más felices, para hacer más llevadero nuestro paso por este valle de lágrimas. Y no les voy a descubrir nada si les digo que esto del gimnasio da una pereza enoooorme, así que a sufrir, que para eso nos han puesto en este mundo. Porque si hemos de confiar en que siguiendo las directrices de Rouco Varela vamos a vivir mejor, pues lo tenemos un poco crudo: nos saldrá una úlcera de estómago cada vez que veamos a Zapatero y, qué quieren que les diga, la sola idea de tener como guía a este señor con cara de amargado (a imagen y semejanza de su jefe Ratzinger, vaya) pues es, cuanto menos, estéticamente poco seductora.

Así que, agredido visualmente por tanto vestuario negro abotonado hasta el cuello, uno busca refugio en otros gurús que desprendan más positividad y vistan mejor, pero ya ni en ellos puedes confiar. Como Rouco and company, tampoco la espiritualidad de nuevo cuño pretende mejorarnos la vida. Bien al contrario: reincide en el discursito del miedo, que convendrán conmigo que no es una manera muy agradable de vivir, aunque dé tantos réditos a conferenciantes episcopales, paladines cienciólogos, políticos de variado pelaje y presentadores de las noticias nocturnas de Telecinco.

Si hasta el cine se apunta a la espiritualidad del terror. Vean esta espantosa (en todos los sentidos) Señales del futuro y entenderán lo que les digo. Aunque envuelta en cierto espíritu ufológico que la entronca con toda una tradición de la cultura sci-fi (sin duda, lo único bueno del producto y lo único, quiero pensar, atribuible al interesante pero aquí muy despistado Alex Proyas), Señales del futuro vira bien pronto hacia un tremendismo que no superaría ni Michael Moore esnifando el polvillo de oro de su Oscar. Resulta que esta historia de encuentros en la tercera fase (o con Hacienda, visto el look de los visitantes) es en realidad un panfleto sobre la necesidad de creer no para vivir mejor hoy (que es lo que cuenta) sino para asegurarse una parcelita en el paraíso mañana, tan pronto se acabe el mundo.

Su propuesta es tan perversa que se regodea en la destrucción masiva mostrando con todo tipo de detalles la caída de aviones y el descarrilamiento de metros, detallitos que te dejan bastante mal cuerpo sobre todo si tienes que coger el transporte público para volver a casa tras la proyección. Y no piensen que me escandaliza el hiperrealismo con que se muestran los desastres y la muerte masiva, me molesta la instrumentalización que se hace de estos elementos para convertirnos en temerosos corderillos. Es curioso que, a diferencia del cine catastrofista reciente, el desastre no tiene aquí causa ni culpables: no hay terroristas, no hay cambio climático, no hay guerra... La destrucción en Señales del futuro es suprahumana, está fuera de nuestro alcance y responde al puro azar de las fuerzas naturales. Pero no vean en ello un desesperanzado discurso sobre la nimiedad de la existencia. Resultaría una propuesta demasiado inteligente y, sobre todo, demasiado realista para quien, con productos como estos, quiere llevarnos al huerto dando sentido al sinsentido de la vida.

Y es que el fin del mundo que vaticina el film SÍ tiene sentido, según los gurús que han pergeñado este productillo vistoso, pero tendencioso: el fin del mundo se cepillará a todo bicho viviente, pero si usted ha vivido en la fe, como el papaíto de Nicolas Cage, pues lo llevará mucho mejor. Así que, a seguir las directrices de Rouco, a vivir con miedo... y a apuntarse al gimnasio.

3 comentarios:

Josep Lloret Bosch dijo...

Pues tanto que me alegro de haberla dejado pasar, basándome en el protagonismo del Sr. Cage, que últimamente parece no dar pie con bola.

Gracias por la confirmación... :-)

Saludos.

Circe dijo...

¿Pero, cuándo dio pie con bola el Sr. Cage? ¿No es el que se co´mió un escarabajo o un gusano o algo así? Yo creo que esto lo explica todo.

Anónimo dijo...

No va de ratzinger o rouco varela la cosa. Esta la cienciologia de por medio, iglesia de la cual es devoto nicolas cage. Esta religion q mezcla la tradicion judeocristiana con marcianos con alas de angel. Es todo calcado a las "escrituras" de la cienciologia: debes tener fe en el dios marciano, no debes luchar para evitar tu destino, solo los elegidos se salvaran, los marcianos seran quien salven a los elegidos, el holocausto q viene del espacio, la pseudociencia para convencer a los beatos... es una religion muy lamentable, lo de siempre revestido de parafernalia new age. Miedo me da esta gente. Tienen bastante influencia hoy en dia en la industria del cine americano (y en muchisimo otros sectores) Para colmo todos sus adeptos tienen pasta. Repito, miedo me da. La peli aparte de panfletaria de todo esto, muy mal hecha...