Si ya es difícil administrar la propia nostalgia, imagínense lo que significa hacerlo con la de millones y millones de personas. A George Lucas le salió comme ci comme ça en las tres precuelas de Star Wars. Mejores resultados ha conseguido J.J. Abrams con su acercamiento a Star Trek. Sin ser redonda del todo, es mucho más libre, desprejuiciada, fluida, divertida y respetuosa con el material original (y su recuerdo) que las acartonadas explicaciones que Lucas nos dio sobre Darth Vader.
Quizás este análisis venga condicionado por el hecho de que este humilde plumilla no es un trekkie o, en general, no cree pertenecer a la secta de "cinéfagos-un-pelo-frikis-que-se-sienten-traicionados-por cualquier-adaptación-que-no-sea-como-la-adaptación-que-ellos-hubiesen-hecho". Quizás por ello no me acerqué a la nueva Star Trek con las uñas y los dientes afilados que, intuyo, sacarán muchos fans (y no solo de Spock and cia, sino también de Perdidos, el útero del que nace Abrams y toda la nueva ficción del siglo XXI). Yo solo puedo recomendarles que entren a la sala con el disco duro reseteado, y casi les puedo asegurar que así se lo pasarán en grande.
Se lo pasarán en grande porque, ante todo, hay frescura. Star Trek se acerca a los años mozos de James T. Kirk y su tripulación, pero no lo hace aplicando los modelos típicos del entretenimiento teen (o cuanto menos, los aplica con cierta dignidad). Abrams ha querido hacer una película inyectada de energía joven, de esa adrenalina un poco suicida que caracteriza ciertas edades. Y, bueno, puede sonar un poco exagerado, pero al final, uno tiene la sensación que bajo el manto de la sci-fi, el director hace circular su particular reflexión sobre cómo se es, se vive y casi se muere siendo joven.
Además, Abrams le añade a todo un toque humorístico respetuosamente cómplice que, sin llegar a la parodia (ese mal tan extendido entre los guionistas sin ideas), da algún que otro mamporro desmitificador al universo trekkie. Ese humor es parte también de la generosidad del producto: guiña el ojo a los seguidores de toda la vida, pero no excluye al recién llegado, entre otras cosas porque Star Trek nace de un pasado preexistente, pero con la intención de expulsarse de encima su sombra. Y, con un hábil truquillo de guión que no desvelaremos, lo nuevo (como realidad paralela) puede discurrir independientemente y en armonía con lo viejo.
Antes de llegar a los "peros" (que los hay, y a veces entorpecen el ritmo del producto), no quiero olvidarme del excelente gusto narrativo del director. En esta época de barroquismo digital, Star Trek no se deja ahogar por los píxeles y casi les diría que rehuye siempre que puede la épica visual para buscarla (como manda la esencia de la serie) intramuros más que out of space. El inicio ciertamente corta el aliento, no por los disparos entre naves y las explosiones, sino por ese sencillo, pero excelentemente aplicado recurso de las acciones paralelas que, unidas por un tratamiento sonoro de dramático silencio, adquieren la fuerza de la verdadera poesía visual. El recurso, por cierto, se aplica en más ocasiones y siempre de manera acertada.
También al ámbito visual corresponde el tono luminoso que impera a lo largo del film y que se agradece, sobre todo porque uno empieza a estar un poco harto de esa oscuridad de gótico de El Corte Inglés que tanto predicamento tiene en la modernidad audiovisual actual. Por otro lado, esa preponderancia de tonos azules enmarca perfectamente el espíritu joven y vitalista que, como decíamos, recorre toda la película.
Y ahora lo malo. Ante todo, unos actores que dejan bastante que desear (aunque, hasta cierto punto, no hacen más que seguir la tradición "interpretativa" de la saga). Suerte tienen de que los arquetipos que desarrollan poseen fuerza autónoma, pero unos trabajos más matizados hubiesen dado más esplendor al corazón moral de la trama. Corazón moral que, digámoslo también, es bastante flojillo. Los guionistas plantean una serie de reflexiones sobre los límites de la venganza (¿matarías a quien ha matado a tu familia?) que resultan bastante fofos y que, en este caso, poco ayudan a redimensionar los traumas que arrastran y determinan el comportamiento de los personajes.
En todo caso, la dignidad y personalidad (dentro de lo posible) del producto está fuera de toda duda, aunque uno sale del cine con hambre de más. Como pasaba con Spider-Man I, el primer Señor de los Anillos o el Episodio I de Star Wars, se intuyese que lo que ha de venir (las secuelas parecen seguras) será mucho mejor. Ojalá así sea y no nos decepcionen como lo hicieron algunas de las trilogías citadas.
viernes, 8 de mayo de 2009
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2 comentarios:
No soy ni treekie ni frikie, pero sí he visto muchas aventuras de Star Trek en la tele y luego en el cine; me apetece ver esta nueva presentación y seguiré tu consejo de resetear para pasar un rato entretenido.
Es cierto lo que dices respecto al nivel interpretativo: siempre han sido bastante flojos (salvo alguna excepción) pero entiendo que estos productos hay que situarlos en su nivel y no buscar más allá.
Con que cumplan la lógica interna del subgénero específico, ya me vale.
Saludos.
Hola, he descubierto tu blog y aunque he leido bastantes reseñas que haces me paro en esta y te escribo:
yo si soy fan absoluta de Star Trek, una trekkie, vamos, y aunque podrías haber ido con las uñas preparadas, como dices, a ver la peli, pues simplemente fui a disfrutar de una aventura espacial.
La recompensa fue que me lo pasé estupendamente con los guiños, la acción, los personajes (aquí la nostagia pega fuerte) los cameos, en fin, la historia.
Al salir del cine, un sentimiento de adicción se apoderó de mi. Quería mas.
Porque, ¿cuando fue la última vez que vi una Space Opera en el cine? ¿cuándo fue la última vez que me lo pasé tan bien?
Y creo que va mas allá de mi devoción a la serie, es una película bien hecha y ya.
Junto con Up lo mejor que llevo visto este año.
Nada, por si te interesa (sin ninguna obligación) te dejo el enlace de mi crítica, http://moriacity.blogspot.com/2009/05/star-trek-xi-omg.html a ver si el entusiamo de una trekker consigue contagiarse!!
Un asuldo!
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